jueves, 28 de diciembre de 2017

Otro reto superado: Camino de Santiago 2017



Camino de Santiago
Diciembre 2017

El 8 de noviembre (o un día de esos) comenzó el Camino de Santiago. Tuvimos la primera reunión del Equipo 0 en la Sala de Juntas del colegio, comiendo unas hamburguesas y, quienes más se cuidan, una ensalada.
Antes de esta reunión ya se han realizado otras tareas: reunión con las familias de los alumnos, inscripciones, compra de material de cocina, elección de la portada del librito, confirmar los albergues, elegir la sudadera…
En esta reunión hemos visto algunos aspectos generales: hora de salida de Mérida, cena en Santiago el último día, reunión con los chavales…
Como tareas para mi queda el ponerme en contacto con el párroco de Barbadelo, lugar donde está el albergue del primer día, para ver si podemos conseguir celebrar la misa en la iglesia del lugar.
También tengo que confirmar la reserva del albergue de los salesianos en Santiago.
Días después busqué el número de la parroquia de Barbadelo en la web del ayuntamiento de Sarria y de la diócesis de Lugo. Al no encontrar nada, envié un correo electrónico a ambas instituciones.
Al día siguiente me respondió el obispado de Lugo. Me comunicaban el nombre y el número de móvil del párroco. El ayuntamiento de Sarria no me ha respondido.
Al hablar con él, en el segundo intento, me confirma que es el párroco, pero que la iglesia de Santiago de Barbadelo la lleva don Antonio, un sacerdote mayor, jubilado, pero que le sirve de entretenimiento, Él hablará con don Antonio y no hace falta que yo le llame, aunque yo le pido el número de don Antonio. Me lo envía por wahtsapp.
También escribo al salesiano responsable del albergue de Santiago. Le pongo la fecha, el tiempo que estaremos, el número de los que vamos, que necesitamos una habitación para una señora y su hijo pequeño. No hay problema.
Luego el responsable de la actividad pedirá una habitación para mí también y la capilla para la eucaristía del día de regreso.
Otra vez me meto en una experiencia de peregrinación a Santiago. Usando la frase tópica, tengo sentimientos encontrados: teniendo en cuenta mi físico y mi edad, el miedo a no aguantar, a las ampollas, al cansancio,… aparece claramente; pero si pienso en el bien que puede aportar esta experiencia a los chavales, aparece la alegría y la ilusión.
Pienso que también me va a hacer bien a mí, aunque no soy de la opinión de que vaya a ser algo extraordinario, sobre todo si me baso en experiencias anteriores, . ¡Ojalá y fuese así! El escepticismo en las experiencias extraordinarias me puede.
Santiago se nos propone como meta a alcanzar. El llegar, superando todas las dificultades, con la ayuda de la gente y de Dios, nos pone de manifiesto que podemos conseguir metas que, incluso, veíamos imposibles. Hay que confiar en la gente que nos rodea, y en Dios y dedicar todas nuestras fuerzas con ilusión.
Que Dios nos bendiga, nos dé su fuerza, su luz, para que podamos iluminar a los demás y nos guíe en el Camino.
Ya no hay marcha atrás, a pesar de que a veces desee ponerme enfermo para no participar de la peregrinación. El Camino ha empezado, aunque no estemos andando.

2 de diciembre
Salimos a las 7’30 de Mérida, del Colegio Salesiano, camino de Barbadelo.
Llegamos un poco más tarde, porque nos hemos perdido por Sarria. Debíamos salir por otra salida de la autovía, pero el conductor nos ha llevado por otro sitio con más curvas y estrecheces.
Tras situarnos cada cual en su sitio del albergue, podemos celebrar la misa en la iglesia de Barbadelo, donde nos está esperando don Antonio, como me confirma cuando lo llamo. Es una iglesia tan pequeña como bonita.
He presidido la misa. Ha concelebrado conmigo don Antonio. Hemos tenido la bendición del peregrino y, al acabar, don Antonio, les ha vuelto a dar la bendición del peregrino.
En otro orden de cosas, mi mochila pesa mucho, pero no puedo quitar ninguna nada más. Al ser grande –vocablo eufemístico para no usar gordo- mi ropa ocupa más espacio.
Me surgen las dudas de si aguantaré o no.

3 de diciembre
Este día comienza el Adviento.
Nosotros lo empezamos en Portomarín, donde ha finalizado la primera etapa de nuestro Camino a Santiago.
Inicio lo que escribo en esta jornada valorando el albergue de ayer: Albergue Casa Barbadelo. Está a unos tres kilómetros de Sarria. Las habitaciones se distribuyen alrededor del edificio central, que es bar, sala de estar y comedor. Sus habitaciones con capacidad para grupos de entre cuatro y 8 personas. Tiene piscina y pista deportiva. Su decoración es original con máquinas de coser, cámaras fotográficas y máquinas de escribir antiguas, junto con algún teléfono con más años que yo.
Mi valoración es positiva y si bajase algo sería por el precio, aunque la calidad le corresponde.
Hemos salido un poco más tarde de las 8, después de desayunar y de los Buenos días.
Hacía frío, las nubes se veían a ras de suelo en muchos sitios, sobre todo llegando a Portomarín, donde el Miño rodea al pueblo, a pesar de la poca agua que lleva en estos momentos.
Hemos parado a almorzar en O Mirallo. Hemos almorzado muy bien. Los bocadillos eran tan grandes que los hemos podido compartir sin quedarse con hambre. Yo me he tomado también un café y me han puesto el aguardiente, aunque me he puesto una cantidad ínfima. Como el año pasado, nos han recordado que avisemos el próximo año para que estén preparados, aunque nos han atendido muy bien.
El segundo tramo, hablando con la otra persona que iba conmigo al final de la marcha, se me ha hecho corto.
A las 13 horas y poco ya estábamos todos en el albergue.
Entre las lecciones de este primer día está el no traer pijama la próxima vez.
En el camino nos hemos cruzado con unos vaqueros, hombre y mujer. Nos han avisado del frío que íbamos a pasar. Le he respondido que mejor frío que lluvia. Cuando me he dado cuenta del error, porque estamos necesitando lluvia, he intentado corregir añadiendo: aunque necesitamos la lluvia. Ellos lo han confirmado y nos han pedido que le recemos al Santo para que llueva. Nos hemos comprometido a ello.
El albergue es Albergue Ferramenteira. Está muy bien.
Celebramos la misa en la impresionante iglesia de San Juan Evangelista y San Nicolás de Portomarin. Nos ha costado un poco, porque el párroco no estaba por la labor, pero al final nos ha abierto la parroquia.
No puedo dejar de mencionar lo vacío del embalse del Miño. A quienes nos fijamos y nos duelen estas situaciones, nos llamó la atención porque es una consecuencia clara de la terrible sequía que estamos sufriendo y del cambio climático.

4 de diciembre
Hoy ha sido más duro.
Hemos salido a las 8’45 con la niebla acompañándonos durante el tramo que el Miño estaba cerca. Resultado de la niebla y el frío: teníamos el pelo escarchado.
La mochila se me ha hecho más pesada que ayer. Las ampollas, creciendo. Y el cansancio va a más.
Con todo, el paisaje es muy bonito. La niebla del inicio le daba un toque misterioso. Los túneles que formaban los árboles llegando a Palas de Rei, maravillosos.
Hoy he visto muchas más cruces y muchos cruceiros. He fotografiado unos cuantos.
La cruz que nos recuerda la dureza del camino y la dureza de la vida. La muerte y la resurrección. Las penas y dificultades que se superan cuando se tiene un ideal, una motivación, cuando se vive con fe.
Hoy han pasado su cruz un grupo de chicas. Estaban muy mal y nos han relentizado la marcha.

5 de diciembre
Hoy también he tenido la oportunidad de reflexionar sobre el dolor, el sufrimiento y de rezar por las personas que lo están pasando mal.
Siempre que se pasa mal brotan las preguntas por la razón del dolor y el sufrimiento, sobre todo en una experiencia como el Camino, que uno mismo es quien decide vivirla. La única motivación que nos da luz en esa oscuridad es la meta que se pretende alcanzar. Meta que no es sólo llegar a Santiago, sino ayudar a vivir una experiencia singular a los chavales. Si la meta no tuviese el suficiente valor como para merecer ese sufrimiento, no se aguantaría.
Hemos salido de Palas de Rei sobre las 8’50. La llegada de los últimos ha sido alrededor de las 17 horas.
Comparada con la de ayer, que eran unos 10 kilómetros menos, el ritmo ha sido mayor, pues hemos echado las mismas horas para más kilómetros.
El frío sigue arreciando. Los campos amanecen escarchados. Esa blancura se va disipando en los que tienen la suerte de que les llegue el sol, en los que se encuentran en zonas umbrías, como algunos tramos del camino, no se irá, al menos en estos días. Lo de entrar en calor se está poniendo difícil estos días.
La jornada se me ha hecho especialmente dura, sobre todo la primera parte, hasta llegar a Mélide. He sufrido mucho. La segunda parte ha sido más fácil. Supongo que algo tendrá que ver el bocata de panceta que me he zampado.
Al llegar al albergue hemos hecho una comida-merienda, después de una buena ducha, de pasta con tomate y panceta. También hemos tenido tiempo para un café y un pacharán.
Después de todo esto, he subido a por la ropa sucia y todavía estaba una chica en la habitación de los chicos –desde que me bajé-. Le he dicho que ya llevaba demasiado tiempo allí, ha respondido muy mal y, no sólo eso, sino que ha dicho que no era la única. Le he dicho que ella se fuese, que si había alguna más y no salía en ese momento, sería peor. En seguida ha salido.
Y ahora unos cuantos están viendo el Chesea – Atco de Madrid y cenando. Otros, aguantando el fútbol, los gritos y preparados para cenar.
El albergue de ayer estaba muy bien. Yo tenía mi habitación para mí.
Una de las alegrías de hoy ha sido el ver a Juanchu y a Germán acompañados de cinco alumnos que acudían a echar una mano a los últimos.
En el albergue de ayer también nos llamaron la atención: compresas en la terraza, mantas en esa terraza y varias cosas olvidadas.
Todos los días nos han llamado la atención. En el albergue de hoy ya nos la han llamado también.
Pero me da la sensación de que nadie se ve afectado. A los cobardes, maleducados y sinvergüenzas que hacen estas cosas, parece que les da igual, o, peor todavía, no son conscientes de que está mal. A quienes no hacen estas cosas, pero ven como sus compañeros y compañeras las hacen, parece que no les dicen nada, que los encubren, que no quieren ayudarlos a mejorar. Así que a estos también se les incluye entre los primeros.
En las Buenas Noches el móvil de una chica se ha puesto a hablar y, en lugar de enrojecerse de vergüenza, se pone a reírse. No lo entiendo.

6 de diciembre
Día de la Constitución.
Anoche, sin pretenderlo, les eché una bronca a los chavales a la hora de acostarnos, para que descansasen o, por lo menos, dejasen descansar, para que respetasen el silencio.
A pesar de esta bronca sacaron a varios a de la habitación por molestar, por hablar, por los juegos de toses tontas… por no dejar dormir.
En este día de la Constitución hemos caminado de Arzúa a O Pedrouzo.
Llevo el pie derecho hecho polvo. Se me ha reventado una ampolla. La anterior vez que lo hice no tuve problemas de ampollas. En esta ocasión, sí, aunque no me duele la rodilla, como en aquella vez. Llevo las inglés un poco rozadas, aunque con el frío que hace no me molestan mucho. Llevo cargadas las piernas, los hombros y algunas zonas de la espalda.
Ya en el albergue, tras las duchas, comida y demás he bajado a la habitación a dejar unas cosas y me he encontrado a la misma pareja de ayer en la cama y a otra pareja más. Les he dicho que cada cual a su cama y yo no sé si nos estamos volviendo locos o qué, pero han protestado y han salido con una de las justificaciones que son falsas casi siempre: que los demás educadores las habían visto y no les habían dicho nada. Aunque fuese así, es que me da igual. Si quieren estar acostado juntos, que lo hagan en sus casas.
En la misa ha habido otra situación extraña. Uno de los chavales se estaba bebiendo un batido de no sé qué –he sabido después que era un batido, creía que era un colacao o algo así-. Ya estaba preparado para la misa, revestido y le he dicho que esperaba a que se lo bebiera. Lo ha dejado.
Cuando se ha proclamado la monición de entrada, estaba bebiendo. Le he llamado la atención preguntándole cuánto tiempo llevaba en el cole y si en ese tiempo le habían enseñado que en las misas se puede beber y comer…Ha ido un profesor a cogérselo y no sólo no ha permitido que se lo cogiese, sino que se la ha terminado en su cara… Luego se ha hablado con él y ha venido a pedir perdón con mucha compunción.

Durante la marcha no he visto tantos cruceiros  como ayer. Ayer fue el día que más iglesias, cruces y cruceiros vi.
Mañana hay que madrugar más para llegar a la misa del peregrino. Salimos a las 5’30. ¡Santiago nos espera!
De cuantas cosas con las que vivimos diariamente podemos prescindir. Cuán importante es saber las metas que queremos alcanzar para dejar a un lado cosas vanas, cargar con lo importante, sufrir lo que la vida nos traiga y disfrutar lo que nos regale.

8 de diciembre
Ayer fue cuando llegamos a Santiago. Por obras en una de las autovías de entrada han desviado el Camino y nos hacen dar a los peregrinos un rodeo de un par de kilómetros.
Cuando me di cuenta de la hora que era, empecé a acelerar para llegar a tiempo a la misa del peregrino.
Llegué justo. Con un cuarto de hora de antelación. Estaba buscando la sacristía, cuando la monja responsable me encontró a mí.
Había tres curas de Lugo y el presidente. El presidente conocía a nuestro Rector Mayor y habló muy bien de él y de su época de estudios.
Tuve la suerte de concelebrar en la Catedral de Santiago. Leí el evangelio y me tocó, a mí y a los otros curas, improvisar unas peticiones.
Fue una experiencia bonita.
Llegamos a Santiago y se puso a llover y se lo agradecimos al santo.
Comimos de tapeo en el bar donde cenaríamos, porque ya no nos daban en ninguno..
A las 19’30 la cena. A las 12 quedamos en la Plaza del Obradoiro y de allí, al albergue.
No hubo problemas.
Hoy hemos tenido la misa y ya para casa.

El Camino nos muestra claramente que es posible conseguir metas que en un principio nos parecen imposible. Es preciso tener la meta clara, lo que hay que hacer, las dificultades y alegrías y lanzarse y confiar en Dios.
Nos muestra la verdadera cara de las personas. Y me ha llamado la atención que hayan sido animadoras del IEF las que han suscitado más quejas por su comportamiento del equipo de profesores.
Dios nos llama a conseguir nuestras metas de muchas maneras.
Esta peregrinación no hubiese sido posible sin la invitación del subdirector, de algún compañero, del tutor o de la tutora. En esa invitación está la voz de Dios que nos llamaba. Yo no lo hubiese hecho si hubiese sido por mí, si hubiese dependido de mí. El esfuerzo, el sacrificio, las dificultades, las incomodidades, la vergüenza de no acabar, de ser el último, de los comentarios… me echan para atrás ante la idea de peregrinar a Santiago. Sin embargo he notado la mano de Dios empujándome, como en otras tantas circunstancias de  mi vida, a hacer algo que para mí parece, sino imposible, muy difícil.
El esfuerzo merece la pena porque uno supera sus límites, comprueba que es capaz de más de lo que pensaba y porque conoces a personas maravillosas y a otras las conoces más.